El proceso de peatonalización del centro ha desatado en los últimos meses la polémica, contando con una notable oposición vecinal. Al igual que con el carril bici, se hace evidente la falta de entendimiento entre los técnicos y una población que, en su mayoría, no ve más allá del transporte en automóvil. Dicha incomprensión está siendo además instrumentalizada por la derecha más reaccionaria de la ciudad, que encuentra eco en una ciudadanía con escasa inquietud por la calidad del medio ambiente urbano y donde las reivindicaciones predilectas son las autopistas y los aparcamientos. Falta por lo tanto, información y debate sobre la necesidad de caminar hacia un modelo de transporte diferente.
Paradojicamente, la anterior cuestión no quiere decir que tengamos un gobierno local antidesarrollista. La apuesta por el aparcamiento y la autopista sigue siendo fuerte. La S-40 no se para ni ante la crisis ni ante nada, y la S-35 sigue amenazando con llevarse por delante medio parque del Tamarguillo.
En lo que sí parece existir un consenso total es en la cuestión del metro. Ha sido el mes de agosto el elegido por la administración para que la ciudadanía pueda realizar sus alegaciones. Una elección curiosa, dado que todos sabemos que Sevilla se convierte en un solar en este caluroso mes. Aún así, han sido muchos los barrios que han expresado reivindicaciones conjuntas, así como asociaciones y partidos políticos. El metro es un transporte colectivo y público, indudablemente positivo para una ciudad de las dimensiones de Sevilla y más si se intenta reducir el impacto de la cultura del automóvil privado. Por otro lado, podría resultar fundamental para los barrios más periféricos, como Alcosa, Torreblanca o Bellavista, que podrían ver reducido notablemente su tradicional aislamiento. La corona metropolitana, también reclama el metro como solución al colapso de las carreteras. Así, la discusión actual se centra en cuáles son los recorridos prioritarios y cuáles son las soluciones con menor impacto medioambiental, cuestiones esenciales para el futuro de la ciudad.
Barrios en lucha 